LA BARCELONA DE DON QUIJOTE

La ciudad de Barcelona aparece en la segunda parte de la novela de Miguel de Cervantes El Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha.

Ruta el Quijote en Barcelona

Cinco de los 72 de los que consta esta segunda parte se desarrollan en Barcelona. En ellos, como en toda la novela, se narran con gran detalle las aventuras de su protagonista. Y aunque la novela, sus personajes y sus historias son una ficción, Cervantes incorpora hechos históricos contemporáneos o muy recientes a su época, que demuestran el gran conocimiento que el autor tenía sobre ellos. Habla de Monjuí  (actualmente la montaña de Montjuïc), de las Cuatro Galeras, galeras que existieron y que fueron construidas en las Drassanes o Atarazanas de Barcelona y cuya misión era proteger la costa contra las incursiones moriscas.

También Cervantes en estos capítulos trata la expulsión de los moriscos, que fue decretada por Felipe III en el 1609, a través de la historia de Ana Félix, hija del morisco Ricote, vecino de Sancho.

El fenómeno del bandolerismo también queda plasmado en estos capítulos con la aparición de Roque Guinart, muy probablemente inspirado en el bandolero catalán Perot Rocaguinarda, que fue conocido como Perot lo Lladre y a quién hay dedicada una escondida calle en el centro de Barcelona.

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Conde de Lemos

CERVANTES EN BARCELONA

Por todas estas alusiones, más otros hechos, el medievalista español Martí de Riquer sostuvo que Cervantes conocía Barcelona de primera mano, que la habría visitado en dos ocasiones, una primera de joven y de pasada para embarcar, y otra en más profundidad para entrevistarse con su mecenas, el Conde de Lemos, a quien dedicó la segunda parte y respecto al cual se autoproclamaba Criado de Vuestra Excelencia.

 En su libro “Cervantes en Barcelona”: Sirmio, 1989 página 118, Martí de Riquer afirma: “En el verano de 1610 Cervantes conoció a fondo Barcelona, admiró sus bellezas urbanas, penetró en los graves problemas que preocupaban a los barceloneses (las incursiones de los bajeles turcos, el creciente bandolerismo) y participó en sus festejos, como los del día de San Juan. Y fue tan bien acogido en la ciudad que, desde ahora, en sus libros la colmará de elogios que no dedicó a ninguna otra”.

En el capítulo 72 podemos leer: “me pasé de claro a Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única.”

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Nouvelle description de la fameuse ville de Barcelone cappitalle de la province de Catalogne (Al Museu Maritim de Barcelona) s. XVII

La ruta literaria de Don Quixot en Barcelona

La ruta literaria del Quijote en Barcelona se basa en esos 5 capítulos de la segunda parte que se desarrollan en tierras catalanas y en la ciudad de Barcelona. Al leer esos capítulos se reconocen lugares de la ciudad que siguen ahí en la actualidad, como el barrio del Call judío, una antigua imprenta, la montaña de Montjuïc, la playa, las Drassanes y hechos históricos contemporáneos a la época de Cervantes como el fenómeno del bandolerismo y la existencia de los moriscos.

Antes de realizar la ruta es muy aconsejable leer esos capítulos para poder entender la importancia de los lugares visitados y la conexión que existe entre Don Quijote y Cervantes con la ciudad.

Qué hay que saber

La gran novela de Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 1547- Madrid 1616) consta de dos partes. La primera El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha se publicó en el 1606 cuando el autor contaba con 58 años. Tuvo un gran éxito inmediato y ese mismo año se realizaron 5 reimpresiones.

En la época el género narrativo que gozaba de gran popularidad era el de las novelas de caballerías, que narraban historias fabulosas y sobrenaturales de caballeros e idealizaban la vida de los mismos. Cervantes quien, en 1571, a los 24 años, había participado en la Batalla de Lepanto y que posteriormente estuvo cautivo durante 5 años en una prisión de Argel, detestaba el éxito de esas historias disparatadas e irreales, y decidió parodiarlas en su novela. Y ello queda reflejado en las últimas líneas con las que acaba la segunda parte:

“pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que por las de mi verdadero don Quijote van ya tropezando y han de caer del todo sin duda alguna».

Aparición del Quijote de Avellaneda

En el 1614 apareció una versión apócrifa de la segunda parte del Quijote, de un autor con el seudónimo Avellaneda “natural de Tordesillas con la intención de avergonzar y desprestigiar a Cervantes. Aunque nunca ha sido posible averiguar la identidad de quien se amagaba detrás de ese seudónimo, existen varías teorías muy interesantes. Pero la realidad es que a día de hoy sigue siendo un misterio.

Este hecho, como es de suponer, debió molestar mucho a Cervantes. En ese año 1614 Cervantes probablemente tenía ya la segunda parte en marcha. La publicación del “falso Quijote” debió ser un gran estímulo para seguir escribiendo rápidamente y publicarla lo antes posible para demostrar que su segunda parte era la verdadera.

Realmente Cervantes debió apresurarse mucho. Hagamos cálculos. La versión apócrifa se publicó en el 1614 y la novela de Cervantes en noviembre de 1615. Tan sólo un año tardó Cervantes en publicarla. Y aún hay más. Cervantes falleció el 23 d abril de 1616, unos cinco meses después. Por cierto, en este día se celebra el Día Internacional del Libro.

Sin duda alguna, hay que agradecer que Avellaneda escribiese ese falso Quijote, porque ello supuso un estímulo para Cervantes que pudo acabar esta obra maestra antes de morir.

Por qué Don Quijote va a Barcelona?

Hasta el capítulo 59 de los 74 que tiene esta segunda parte, Cervantes no hizo ninguna mención al “Falso Quijote”, por lo que se cree que cuando se publicó la versión apócrifa Cervantes ya llevaba escrita gran parte de su segunda parte.

 Este capítulo narra la llegada de Don Quijote y Sancho a una venta donde unos caballeros están leyendo fragmentos del Quijote de Avellaneda, cuyas falsedad y disparates indignan tanto al hidalgo, y obviamente a Cervantes, que éste decide que su personaje cambie el rumbo de su viaje con el único objetivo de demostrar que él es el verdadero autor y decide a dónde van y a dónde no van sus personajes.

“No pondré los pies en Zaragoza, y así sacaré a la plaza del mundo la mentira dese historiador moderno, y echarán de ver las gentes cómo yo no soy el Don Quijote que él dice”.

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